domingo, 25 de septiembre de 2011

Un camino que no debemos recorrer

“La humanidad, como los ejércitos en campaña, avanza a la velocidad del más lento”,  rezaba el cartel colocado en una de las acampadas del 15M, y  no se qué pretendía decir quien lo colocó en el contexto de ese movimiento, pero la frase corresponde a una reflexión del doctor Urbino Daza, personaje de la novela “El amor en los tiempos del cólera” (García Márquez), acerca del ritmo, más lento o más rápido, al que puede progresar la humanidad, concluyendo que podría avanzar más rápido sin el estorbo de los ancianos; y eso me recuerda la advertencia de Ikonnikov, personaje de la novela Vida y destino [Vassili Grossman], de que cuando se sostiene el discurso del progreso benéfico de la humanidad, "los niños y los viejos perecen, la sangre corre a raudales".

Me ha venido a la cabeza a raíz de la muerte el pasado 6 de septiembre de Ramona Estévez, una anciana en estado de coma, fallecida catorce días después de que a petición de su hijo, y por indicación de la Junta de Andalucía en cumplimiento de la ley andaluza de “muerte digna”, se le retirara la sonda nasogástrica con la que se le procuraba alimento e hidratación para que pudiera – dicen - morir “dignamente”, sin sufrimientos añadidos; y es que todos podemos entender el sufrimiento de los allegados a una persona en ese estado, pero ni la decisión ni su justificación son aceptables.

Parece claro que llegado el momento de la muerte el protagonista de este trance debe afrontarlo en las condiciones más llevaderas posibles, desde el punto de vista del dolor físico y del sufrimiento moral, pero el concepto de “muerte digna” es utilizado tanto por quienes promueven la aceptación social, despenalización y legitimación jurídica de la eutanasia como por quienes se oponen, por lo que, dado que los primeros suelen proponerla como alternativa a la distanasia, es necesario aclarar ambos conceptos.

Etimológicamente, eutanasia (del griego eu, bien, y thánatos, muerte) no significa otra cosa que buena muerte, lo que puede significar cosas completamente distintas, pero hoy se entiende por eutanasia el llamado “homicidio por compasión”, es decir, cuando una persona causa la muerte a otra por piedad ante su sufrimiento, por considerar que su vida carece de una calidad mínima para que merezca el calificativo de digna, o atendiendo a su deseo de morir por la razón que fuere, ya sea mediante un acto positivo, ya sea mediante la omisión de la atención y cuidados debidos. La distanasia (del griego dis, mal y thánatos, muerte), más conocida como ensañamiento u obstinación terapéutica, son intervenciones médicas, no adecuadas ya para la situación del enfermo, que pretenden retrasar su muerte, todo lo posible, por todos los medios, proporcionados o no, aunque impliquen infligir al moribundo sufrimientos añadidos a los que ya padece, y que no lograrán evitar una muerte inevitable, sino solo aplazarla.

El ensañamiento u obstinación terapéutica es, efectivamente, inaceptable, y no puede obligarse a nadie, ni nadie puede sentirse obligado a aceptar esos medios extraordinarios o desproporcionados, pero ni la limitación del esfuerzo terapéutico ni las medidas encaminadas a aliviar o suprimir el dolor, aunque puedan tener como efecto secundario el acortamiento de la vida, se pueden confundir con la eutanasia, como se hace por quienes la defienden, porque no son ni una forma de suicidio ni una forma de dar muerte, sino la aceptación de la condición humana y el ejercicio del derecho a morir con toda serenidad y dignidad humana, y cristiana en su caso. La diferencia entre dejadme ir y matadme, dejadle ir y dadle muerte, según quien sea el peticionario, es sustancial, y es la misma que hay entre una muerte digna, renunciando al encarnizamiento terapéutico, y un homicidio, aunque sea legal y por razón de una mal entendida compasión.

Ahora bien, la limitación del esfuerzo terapéutico no incluye la privación de la atención y cuidados debidos hasta que se produzca la muerte, como es procurar alimento e hidratación, que no es sino una medida de mantenimiento básica para cualquier persona, sana o enferma, siendo indiferente que se administre mediante sonda, un medio utilizado diariamente no solo con grandes discapacitados, sino con miles enfermos de todo tipo, y por eso no creo que sea una “muerte digna” la causada a una persona provocando el colapso de su organismo por falta de alimento e hidratación. Y es posible que haya quien piense que su muerte de esa forma es imputable de alguna manera a quienes se oponen a la eutanasia activa, porque de estar permitida se habría podido acabar con su vida en un instante, pero eso sería un razonamiento erróneo, si parte de la idea, falsa, de que la eutanasia es la alternativa al ensañamiento terapéutico, cuando no malévola si, pensando que el progreso de la humanidad no puede detenerse ante una injusticia concreta, pretendiera utilizar el sufrimiento provocado de esa forma para causar el horror y promover la aceptación social y legal de la eutanasia.

La eutanasia, que ya se practicó en sociedades primitivas, por razones de supervivencia tribal, en la antigua Grecia y en el Imperio Romano, y más recientemente en la Alemania nazi, que impulsó un amplio programa para la eliminación de discapacitados físicos y mentales con el argumento – tan actual - de que no llevaban una vida “digna”, se presenta ahora como una decisión subjetiva, algo que pertenece en exclusiva al ámbito de la autonomía del sujeto y que solo a él corresponde valorar moralmente; pero no es así, y no solo porque quienes la promueven piden su reconocimiento como un derecho exigible, en determinadas condiciones, de la sanidad pública, lo que implicará la participación forzosa en su muerte de otras personas, singularmente familiares y personal sanitario, sino porque el ser humano se encuentra en ocasiones en situaciones de vulnerabilidad en las que debe ser defendido frente a terceros e incluso frente a sus propias decisiones, como ocurre por ejemplo, y todos entendemos, cuando se trata de la venta de órganos: el que entra en el mercado de órganos no lo hace libremente, sino acuciado por una necesidad económica que lo sitúa en una posición de vulnerabilidad, y por eso el Estado prohíbe el tráfico de órganos, porque la dignidad humana, la prohibición de cosificarnos a nosotros mismos, prima sobre la libertad.

Pero es que, además, el reconocimiento social y legal de la eutanasia tiene graves consecuencias para las personas y para el conjunto de la sociedad, como es la existencia de una presión moral institucionalizada sobre los ancianos, discapacitados, y sobre aquellos que en un momento determinado se puedan sentir como una carga para la sociedad o para sus familiares hasta el punto de sentirse en la obligación de acabar con la propia vida, siguiendo el ejemplo de otros más “generosos”, la generalización de la petición de muerte para otros por la devaluación del valor de la vida bajo la presión de criterios de calidad cada vez más estrictos, y la desconfianza en la familia y en las instituciones sanitarias por las decisiones que se puedan tomar por nosotros, porque es un hecho que los partidarios de la eutanasia dan con suma facilidad el paso de aceptar la petición voluntaria de un paciente para ser ayudado a morir, a ayudar a morir a quien, a su juicio, debería hacer tal petición dado su estado, aunque de hecho no lo solicite.

Es una camino que ya ha recorrido Holanda - un país que desde que lo autorizó en los 80 ha pasado de la eutanasia para enfermos terminales a la eutanasia para enfermos crónicos, de la eutanasia para enfermedades físicas a la eutanasia para enfermedades psicológicas como la depresión, de la eutanasia voluntaria a la mayoritariamente involuntaria, un país en el que los médicos sugieren la eutanasia a pacientes que no la habían solicitado, por padecer ceguera, diabetes, sida o artritis, y en el que la Sociedad Pediátrica ha publicado instrucciones sobre la eutanasia para bebés con enfermedades crónicas o retraso mental – y, sinceramente, no creo que sea un camino que debamos recorrer.

En una sociedad hedonista, en la que prevalece la tendencia a apreciar la vida en la medida en que pueda proporcionar placer y bienestar, el sufrimiento, propio o ajeno, aparece como una amenaza insoportable de la que es preciso liberarse o, dado el caso, liberar a otros; pero, como dice Benedicto XVI [Spe Salvi), “La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad. Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la com-pasión a que el sufrimiento sea  compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana. A su vez la sociedad no puede aceptar a los que sufren y sostenerlos en su dolencia si los individuos mismos no son capaces de hacerlo y, en fin, el individuo no puede aceptar el sufrimiento del otro si no logra encontrar personalmente en el sufrimiento un sentido, un camino de purificación y maduración, un camino de esperanza. En efecto, aceptar al otro que sufre significa asumir de alguna manera su sufrimiento, de modo que llegue a ser también el mío. Pero precisamente porque ahora se ha convertido en sufrimiento compartido, en el cual se da la presencia de otro, este sufrimiento queda traspasado por la luz del amor.”

Hay que aceptar el sufrimiento propio o ajeno como algo consustancial a la naturaleza humana, y recuperar el verdadero sentido de la “com-pasión” que significa padecer junto al que padece, no eliminarlo, haciendo propio el sufrimiento ajeno, por amor, protegiendo y ayudando a quien se encuentra en esa situación de vulnerabilidad, utilizando todos los medios de que dispone la medicina paliativa para aliviar de forma eficaz el dolor y otros síntomas molestos que pueda sufrir, y prestando una atención humana adecuada al paciente, y a su familia, de forma que pueda afrontar el trance de la muerte en las condiciones más llevaderas posibles, desde el punto de vista del dolor físico y del sufrimiento moral, y poder así tener una muerte digna.

La obstinación terapéutica es rechazable, sí, pero la eutanasia no es la opción.

19 comentarios:

Manolo dijo...

Creo que detrás de la eutanasia hay intereses económicos y egoístas. Los primeros porque al practicar la eutanasia se eliminan de un plumazo un montón de costes. Los segundos porque se libera a ciertas peronas de los cuidados que los atan al moribundo. ¡Qué triste!. En ambos casos hablamos de "PERSONAS", no hablamos de objetos. Nos estamos volviendo fríos, calculadores y entroncados con el buen vivir, la complacencia y el disfrute a todas horas, a la par que abandonamos el compromiso, la responsabilidad, el cariño, la compasión, la piedad, el valor de la vida, el valor de la persona o la gratitud con nuestros semejantes. Hay tiempos en los que toca disfrutar y tiempos en los que toca apechugar y estar con los que siempre nos han querido que, en sus momentos más difíciles, seguramente tengan la esperanza puesta en los suyos, no en que éstos den a un extraño la orden de matarlos.

¿Los del 15M?, una panda. Les ví el plumero desde el principio: despotismo al tomar espacios públicos sin permitir su libre uso a la gran mayoría de ciudadanos; atentados contra la pequeña empresa al perturbar la libre afluencia de clientes, estética ofensiva, banderas inconstitucionales, manipulación informativa, establecimiento de un régimen interno de ordeno y mando, mofa contra religiosos y religiosas, engaño a jóvenes que se acercaron pensando que lo del 15M era otra cosa distinta a un movimiento anarquista de la izquierda radical y extrema, etc.
Lo del 15M es una continuación al "no a la guerra", con una idea clara de meter cizaña. Si tan indignados están que se enfrenten a los promotores de 5 millones de parados en España: Zapatero y sus secuaces.

Desde el foro dijo...

Hola Manolo:

La verdad es que la aceptación de la eutanasia es terrible, y tiene unos efectos devastadores sobre las familias, sobre el sistema sanitario y sobre la sociedad en su conjunto. Resulta curioso el paralelismo entre el inicio de la eutanasia bajo el régimen nazi, que comenzó como consecuencia de la petición de una "dulce abuelita" a Hitler para que se le aplicara a su nieto, discapacitado y con un pequeño retraso mental, y lo ocurrido recientemente en Holanda respecto a la aplicación de la eutanasia por unos padres respecto de su hijo, porque tenía cierto retraso mental, y cuando una enfermera intentó evitarlo la sancionaron a ella.

No es extraño que en ese ambiente, las personas mayores que tienen posibilidades se internen en hospitales alemanes, para evitar que les den el billete al otro lado sin su consentimiento.

Aquí parece que todavía estamos lejos de que se pueda llegar a ese estado de cosas, y basta con asomarse a las salas de espera de los hospitales, pero no hay que confiarse porque es muy fácil invertir la situación, y en Bélgica en muy pocos años han pasado de 200 casos en 2003, a más de mil en lo que llevamos de 2011, y lo que es más grave, 120 enfermeras reconocieron haber aplicado la eutanasia sin mediar petición de nadie, simplemente porque consideraban que era un caso similar a otros en que la habían aplicado, vamos, que le habían pillado el "tranquillo" al tema..., en muy poco tiempo.

Manolo dijo...

Una pena terrible y no nos damos cuenta que nos estamos hundiendo. Yo también le he pillado el tranquillo al gatillo de mi 22, pero contra una diana a 25 metros. Personalmente no pierdo la esperanza y, como alguien decía, nos paramos en lo malo porque llama más la atención, pero hay una legión de personas buenas, que pasan desapercibidas que hacen una labor solidaria, de ayuda a los demás y de manera totalmente altruista, con altas dosis de dedicación a costa de dedicar ese tiempo en lugar de dedicarlo al trabajo, a la familia o a divertirse; en una palabra, personas muy generosas que gozan ayudando a los demás sin contraprestación alguna. Además, llegué a pensar que había un porcentaje elevado de buenas almas que se podían permitir ese lujazo disponiendo de tiempo ocioso, pero no es así. Hablamos de médicos, ingenieros, juristas, arquitectos, amas de casa, estudiantes, albañiles, empleados de banca, es decir, hablamos de personas buenas sin importar su estatus ni su nivel económico, en ocasiones, personas para las que un minuto de tiempo es equiparable a abandonar un proyecto, una venta, una cena con los amigos, los últimos rayos de luz con la familia, un contrato importante o un siestón tras una semana entera estudiando 9 horas diarias. Ese sumatorio de almas y el efecto multiplicador en entornos cercanos es lo que me da esperanza en la lucha contra el mal, porque no olvidemos que matar a otro ser humano es malo por definición.

victoria dijo...

totalmente de acuerdo, y enhorabuena, un artículo muy bien escrito!

Manolo dijo...

También hay una legión de lobos con piel de cordero siempre al acecho, capaces de ponerse en la puerta de tu casa porque tienes un loro en una jaula pero que nunca se manifestarán en la puerta de una clínica en la que se trunca la vida humana cada día.

Sobre los indignados del 15M, me indigna que llamen indignación a lo que hacen, holgazanear. En Murcia intentaron robar el contenido de un montón de carros de la compra que previamente llenaron y que, decían, iban a repartir entre los más necesitados, al estilo Robin Hood. Evidentemente que hay que repartir, eso no lo han descubierto ese grupo de bandoleros con crestas que asaltan supermercados. Si quiero repartir, reparto lo mío, lo que pago, lo que me gano con el sudor de mi frente, no reparto lo que otros ganan con el sudor de las suyas. Y si quiero que la sociedad cambie, empiezo por la educación y con educación, educando a mis hijos en la belleza de compartir hasta lo que para uno es básico para vivir, pero es de uno, no del vecino. Quisiera ver a esos indignados empleando sus esfuerzos en hacer llegar ropa limpia y planchada, alimentos, cama, cuidados sanitarios, divertimento a tantos necesitados con los que nos tropezamos todos los días. También quisiera verlos defendiendo la vida humana desde su origen, pero no, eso no va con ellos; a ellos les van los títeres, los timbales, los canutos y la acampada libre en espacios en los que no se debe acampar.

Leandro dijo...

Bien, Nacho, bien. Lúcido y elocuente

Desde el foro dijo...

Gracias, Victoria, me alegra que sea comprensible y te guste, y todavía más, por muchas razones todavía más comprensibles, que estés de acuerdo conmigo.

Desde el foro dijo...

Hola Manolo:

En lo del 15M, creo que empezó habiendo un poco de todo, y terminó siendo más de lo mismo. Seguí con cierto interés la concentración de la Glorieta, y era curioso de verdad ver su evolución a través de las actas: comenzó siendo algo en cierta forma anárquico, se liaron a crear comisiones, subcomisiones, y demás burocracia hasta que llegaron a confesar - consta en las actas - que la burocracia les iba a matar; ante los abusos de algunos se propuso la creación de un reglamento de convivencia..., ante los pitidos, la comisión jurídica proponente pidió disculpas por usar la palabra "reglamento", y propuso sustituirlo por la palabra "sugerencia"..., de haber durado una semana más la concentración habrían terminado,probablemente, creando una policía.
Por lo demás estoy de acuerdo, la gracia está en compartir lo propio, no lo de los demás.

Desde el foro dijo...

Hola Leandro, muchas gracias por tu opinión; en cuanto a la lucidez y elocuencia que puedan existir en el artículo son, en su caso, obligadas, y no solo desde el punto de vista de la moral general, sino por puro instinto de supervivencia. Tal y como vienen las cosas para los presupuestos de seguridad social, sanidad y atención social (hoy mismo era noticia que en Cataluña han suspendido pagos a los centros gerontológicos por dos meses), pintan bastos - de garrotazo - para los que empezamos a cumplir una edad... a la vuelta de un par de décadas tendríamos que emigrar a algún país vecino - sin eutanasia - para que nos trataran la tos.

Manolo dijo...

Me pido Irlanda. Seguramente, por idioma, sería más lógico ir a Sudamérica, aunque ya se lo han pedido precisamente los que nos van hacer emigrar habiendo creado allí sus feudos o taifas. En Europa se ríen de nosotros, en Africa es probable que no pasáramos de la segunda noche, en Asia están acostumbrados a trabajar mucho y cobrar poco y ya conocen a los españoles como abanderados de Cándido Méndez, el dioni o el pocero. En América del Norte tampoco valen las tretas a lo Curro Jiménez, por mucho que importen nuestro jamón, que es de agradecer. Australia ha abierto la veda a los inmigrantes y puede ser que en breve se torne en una Torre de Babel, aunque dependerá de la gestión política que se haga que, por supuesto y para no fracasar como en España, deberá ejecutarse alejada de la temida por todo el mundo "alianza de civilizaciones", el mayor despilafarro de dinero e imagen a la vez que la mayor inversión en inutilidad. Definitivamente me quedo con Irlanda, donde a modo celtiña puede sonar alguna gaita, parece ser que la población es bastante familiar y amable y se respeta el catolicismo.

Desde el foro dijo...

No es mala elección Manolo, buena gente, unos paisajes preciosos, y una Guinnes estupenda..., creo -estoy convencido - que mi mujer se emocionaría si se lo propongo.

Martos dijo...

Pero tenemos lo que nos merecemos. En otros lugares no permiten insultos, abusos o actos contrarios a las costumbres del lugar. En España lo aceptamos todo, sobre todo lo negativo últimamente y así nos luce el pelo: estamos sufrieno una ocupación lenta de tipo territorial pero sobre todo moral.

Desde el foro dijo...

Sin duda, Martos; el problema no es tanto la actividad de quienes defienden ideas tan extremistas desde el punto de vista ideológico y de quienes las promueven de forma activa, que suelen ser normalmente una minoría, sino el silencio de quienes pudiendo hablar callamos, y otorgamos.

Manolo dijo...

Callamos, otorgamos y nos tenemos que tragar lo de muerte digna. Pero no queda ahí la cosa, en breve nos tragaremos también lo del "secuestro digno". Que le pregunten a los familiares de Emiliano Revilla, que tienen que tragarse el ver a un señor chileno que colaboró en el secuestro del empresario y que, gracias a la benevolencia de nuestro sistema, solamente ha pasado 6 años cumpliendo pena de cárcel y le hemos costeado los españoles sus estudios de Derecho por la UNED. Gonzalo Boyé es el individuo que, militante de la ultraizquierda chilena, ha sido acogido por nuestra querida España, a la que, en lugar de agradecer su hospitalidad, le muerde la mano cada vez que puede y ahí lo tenemos defendiendo a narcotraficantes, simpatizantes de ETA, bandas violentas latinoamericanas, grupos radicales islámicos, es decir, todo aquello que pueda herir de muerte a la sociedad española. Para colmo, le dan pluma y papel en el diario PUBLICO a este traidor a su patria chilena y a nuestra querida España, la loba que ha amamantado a esta bestia.

Pero se está poniendo de moda entre ciertos medios de comunicación arropar a delincuentes dándoles voz, voto y cargos de responsabilidad en algunos casos, como lo es el de
Juan Pedro Harocarene, director de "La Marcha deportiva" en Radio Irún, emisora de la Cadena SER, y colaborador de deportes en el Diario de Noticias de Guipuzcoa, detenido por presunta financiación a la banda ETA.

Ante este panorama triste, esperpéntico y de mal gusto, no podemos ni debemos callar. Hay que hacer extensivo que hay medios como el citado diario PUBLICO o la SER que por sistema van contra todo lo que huele a español o a la defensa de lo justo. Al menos podían limitarse a la objetividad e imparcialidad en la transmisión de sus noticias, pero no es así ya que el apadrinamiento de estos antisistema supone aceptar sus tesis y comulgar con su servilismo al terror y a la muerte. Si no estoy en lo cierto que se obre en consecuencia, que jamás le den a un individuo con antecedentes penales de extrema gravedad, representación alguna en sus páginas u ondas de radiodifusión. Por ahí podríamos empezar a levantarnos contra los que intentan hacer de la nuestra, una sociedad corrupta y bajo el imperio de la delincuencia. Estos que vienen a España a dar por saco, que se queden en sus tierras de origen y den el follón allí. Para los que vienen a trabajar, a construir futuro para nuestra patria, a respetar nuestras costumbres y a favorcer la vida pacífica, a esos, puertas abiertas y toda la cordialidad del mundo.

Las lecciones hipócritas sobre el Estado de Derecho qué daba en el diario PUBLICO el señor Boyé, no deberían haberse permitido nunca, es un insulto y una mofa a todos los españoles, especialmente a las víctimas del terrorismo, de la delincuencia y de la corrupción con la que tratan de hacernos convivir.

Manolo dijo...

¿A la velocidad del más lento o vamos hacia atrás?. En España, eso es lo que parece, no siendo capaces de importar frescura a una sociedad sumida en el materialismo, sin imaginación y parca en recursos de divertimento sano. Somos incapaces de hacernos con lo bueno de otras sociedades y economías, por ejemplo el tesón japonés o el patriotismo americano, pero todo aquello que es infructuoso y contrario a nuestras tradiciones, nos lo tragamos como puños. Sirva de ejemplo la difusión de Halloween, que nada tiene que ver con nuestras tradiciones, siendo el origen anglosajón. Pero, además, es de mal gusto estéticamente y supone una falta de respeto a los seres fallecidos, llevando a mal fin representaciones terroríficas por parte de niños que no saben ni lo que hacen, bajo el engatusamiento de unas chuches que obtienen por un, a priori inocente, "truco o trato". Si disfrazarse de zombie, de espectro o de bruja, con ropas andrajosas y tiznadas de pintura que simulan sangre es de buen gusto, que alguien me lo explique. ¿No puede el sentido común entender que estamos metiendo a nuestros hijos en unos jardines de difícil salida a base de sangre, terror, miedo, muerte, etc?.

El otro día escuché en Mercadona, entre los anuncios que lanzan por los altavoces para estimular las ventas, uno que nos recordaba que no saliéramos sin la correspondiente cajita sorpresa de Halloween. Cuando me tocó mi turno de caja, la señorita me ofreció amablemente una de ellas a lo que le respondí que soy español, que eso no va conmigo y que esperara a algún inglés, americano o canadiense para ofrecerle la oportunidad de su vida para sentirse realizado con un "truco o trato". La mujer no dijo palabra, siguió pasando artículos y, al finalizar la cuenta y decirme en voz alta el importe de la misma, se mantuvo en sus sitio, sin ayudarme a embolsar la compra, reptiendo de vez en cuando el importe a pagar, mientras un servidor esperaba con la misma paciencia a que la señorita o señora me vendiera algunas bolsas en las que poder organizar y llevar a casa mi compra, evidentemente, sin la cajita sorpresa fantasmagórica. Esto me hace pensar que voy a tener que ser selectivo y realizar las compras allí donde el personal ayude a embolsar, no reitere una y otra vez la cifra que la máquina registradora le informa que debe abonar el cliente y tengan el buen gusto de no ofrecer cosas que puedan herir la sensibilidad del cliente. Si seguimos así, en breve nos veremos ante la situación que una cajera de Mercadona nos ofrezca un puñal de plata para matar a drácula, algún tipo de artículo sadomasoquista o algún ejemplar de la extensa obra de Sade. Crucifijos no pero calabazas sí, ¡qué cosas!.

Anónimo dijo...

Halloween,es una fiesta traida de america ¿y? la patata también, los niños se lo pasan bien que más da que no sea de aqui si es buena y los es porque los pequeños disfrutan. La cajera es normal que se comportará así después del discurso, que le importará a ella lo que opines, a ella le obligan a ofrecer ahora ese producto y mañana otro su familia come de que lo haga. Los americanos también podrian decir que las fiestas importadas de europa son malas."Jardin de dificil salida a base de sangre, terror, miedo y muerte?" yo solo veo niños disfrutando y no es malo enseñar a los niños que hoy estas vivo y mañana muerto de hay la fiesta que el que la puede celebrar es porque esta vivo.

Anónimo dijo...

El origen de halloween es Irlandes de allí paso a eeuu y de hay al mundo.

Manolo dijo...

Querido anónimo, te recomiendo una visita al Festival de Ortigueira, un encuentro anual en memoria del mundo celta y ahí podrás comprobar como tradición y actualidad se dan la mano sin herir a nadie y, con tu presencia, pondrás tu granito de arena a que muchas familias se mantengan año tras año gracias a este evento cultural de calado internacional.

La cajera de Mercadona cumplía su misión, ya lo expuse, quizá no has leído el "me ofreció amablemente...". Mi crítica iba dirigida al hecho en sí de que vayas a comprar, como cliente, como persona que libre y tranquilamente acude a un supermercado a comprar, no a que te metan por las narices una cajita de truco o trato que nada tiene que ver con nuestra cultura y que roza lo macabro.

Y es todavía de peor gusto que los niños aprecien como normal lo que es sencillamente macabro, feo y sin fuste alguno. ¿Supone un divertimento?, por supuesto, manipulado pero un divertimento. Esa es la base manipuladora de las tendencias extremistas, hacer ver normal lo que no lo es, mejor si se inculca desde la infancia. Si encima lo adornamos con disfraces, chuches, etc, el plato tiene todos los ingredientes para su engullida, que no por ello debe de ser sana ni sentar bien. He visto niños aterrorizados y sin poder pegar ojo por culpa de la fiestecita.

Puntualizas lo de su tradición irlandesa. Ya lo dije, anglosajona, aunque quizá deberíamos remontarnos a tradiciones aztecas, celtas, romanas o persas en las que se daba culto a algún dios como agradecimiento a una buena cosecha. Así con el Samhain celta se celebraba el fin de año y se procuraba una defensa frente a los espíritus de los muertos con fuegos o pinturas corporales. Cuando los romanos arrinconaron a los celtas en Irlanda, se llevo a cabo una fusión cultural por la que aquella fiesta de fin de año se fué mezclando con la del culto a Pomona, diosa romana, a la que agradecían una buena cosecha, una buena vendimia, que venía a coincidir en el tiempo con la Samhain celta, terminando por ser una única fiesta que los irlandeses exportaron a América del Norte y con arraigo en paises, bien de tradición celta, bien de proximidad geográfica a EEUU, de ahí que también tenga su calado en México o Canadá. Con el fin de abreviar, dije "origen anglosajón" sin entrar en detalles para, ni hacer extenso el comentario ni salirme del mensaje que quería transmitir de oposición a una fiesta que no me gusta.

Querido anónimo, justificabas la bondad de la fiesta atendiendo a que los niños se divierten. Con ello creo entender que el fin hace que justifiques los medios. A mi juicio es un error, un sádico se divierte con el sufrimiento ajeno, ello no quiere decir que los actos sádicos sean justificables, en modo alguno.

Tienes razón, a la cajera le importará un comino lo que yo opine, pero, si tiene memoria, es probable que el año que viene no vuelva a ofrecerme la cajita sorpres y, si lo hace, le volveré a dar una respuesta similar a la que le dí, porque a mí también me importa un comino el marketing de Mercadona y su voraz afán por vender trucos y tratos. Pero como tienes razón, no te la voy a quitar y es muy posible que empiece a buscar algún supermercado en el qe pueda comprar tranquilo y sin presiones, menos si estas son de mal gusto.

Por cierto te invito a un ejercicio: relacionar Pomona, pomme o pomme de terre, estas últimas palabras francesas, no irlandesas.

Un abrazo.

Emilio V. dijo...

Esa fiesta es violenta, macabro es poco. Niños con pinta de muertos aporrearon mi puerta porque vieron luz encendida, sin respetar mi descanso y el de mi familia. No tendrían más de 10-12 años. Al no abrir, escuché a una niña que decía "gracias por nada, no se queje si mañana tiene la puerta llena de huevos", los padres se reían de la gracia salerosa de la niña. No salí pero mi vecino si lo hizo, recriminando la molesta serenata de picaporte; al día siguiente apareció su moto quemada. Quieren quitar los belenes de los coles, algo que no insulta, no molesta, es arte, es entretenido y alegre para los niños. ¿Belenes no pero fantasmas y dráculas sí?, ¿estaremos contribuyendo a que nuestros jóvenes sean realmente un ejército de zombies sociales, autistas improductivos?. Nos estamos equivocando.